como una mariposa

“La mariposa me parecerá más bella en movimiento, volando, que cuando era un objeto quieto. Preferiré sus distintas y siempre cambiantes formas a una forma única; preferiré la aproximación a la certeza. Mi deseo de participación me llevará a aproximarme cuanto pueda a ella en mi persecución; lo ideal sería llegar a fundirme con ella, y que desapareciesen la mariposa y yo mismo; que juntos llegásemos a formar una nueva unidad por la que, tomados individualmente, seríamos simplemente fragmentos. Igualmente me gustaría que su forma se entremezclase con la de la flor en la que se ha posado; los colores de ambas se fundirán y combinarían para dar lugar a una nueva realidad distinta que las englobara a ambas. El cambio, el devenir. En su vuelo la preferiré entre las ramas de los árboles que frente a un muro ciego y plano. Y su forma, que parece cambiar con cada movimiento, será imposible de precisar. Su vaguedad formal me permitirá ir recreando nuevas imágenes. Todo esto desaparece en el mismo momento en que me propongo capturarla; mi carrera detrás de ella obedece a una finalidad; ésta se convierte en un objetivo y la fusión de la mariposa conmigo se hace imposible. Deja de ser mi aliado para ser un contrario. Pasa a ser el objeto de mi deseo. Quien se abandona libremente en su correr tras la mariposa tampoco contempla un objeto estético; lo que percibe es simplemente un ser vivo que vuela. Los niños suelen correr distraída e incansablemente detrás de cualquier ser que vuela ya que su viva imaginación es capaz de conseguir este milagro dionisíaco.”
Javier Ferrándis
in Apolo y Dionisos. El temperamento de la arquitectura moderna

El movimiento como paisaje en si mismo y como método de ver y absorber el paisaje.

Como una mariposa, una persona dentro de un coche en una carretera o simplemente caminando, vislumbra el paisaje envolvente y, al mismo tempo, crea paisaje a los ojos de otros.

Lo dejo como reflexión para el momento en que nos proponemos a hacer paisaje.